Virus y subvirus

Hay dos formas de comprender el virus, una es solamente como algo dañino y peligroso, la otra es como un agente de vida que fuerza al organismo huésped a transformarse amén de la muerte. Las dos van de la mano. Para el planeta, la civilización humana es un virus dañino. Pero para la civilización humana, nosotrxs, en la singularidad de nuestros afectos y deseos, somos otro virus dañino. Esto es lo que aquí llamo subvirus. Es decir, hay otro virus desde abajo porque entre más mecanismos se pongan para incrementar la seguridad, igualmente más fácil, por mera cuestión lógica, será hacer caer de un solo golpe al sistema en su totalidad. Tal lo ha señalado el filósofo Slavoj Žižek, así como ha crecido un virus biológico a nivel mundial, también una red de vigilancia que se infiltra en los ordenadores de todo el mundo de forma viral; pero además una resistencia que actúa de igual forma a partir de viralización.

El virus biológico incluye otro tipo de virus a nivel ideológico. Este virus es el del pánico, el miedo y la necesidad de pedir a toda costa el fortalecimiento de los sistemas de seguridad que salvaguarden un tipo de vida de comodidad ante este tipo de situaciones de emergencia. Una vacuna es una forma de administrarnos a todxs por igual una dosis de virus para hacer al organismo inmune. Los sistemas de seguridad están tratando de actuar como vacunas sociales. En su lógica, extraen gran parte de nuestra información actuando como virus que infectan nuestros dispositivos computacionales, pero lo hacen, según sus propios propósitos, con el fin de resguardarnos y mantener el sistema. Pero, repito, esto no es solamente para controlar la expansión del virus biológico, lo es más aún para otro tipo de virus social que es el de la resistencia al capitalismo y sus lógicas de control. Eso es lo que llamaremos aquí subvirus.

Si bien es verdad que, bajo cierta lectura ecológica, nosotrxs como seres humanos somos un tipo de virus que está acabando con la naturaleza en el planeta, también es verdad que, como seres que forman parte de esa misma naturaleza, tenemos la capacidad para integrarnos a ella y esto es lo que constituiría la posibilidad del subvirus. Efectivamente nosotrxs somos el subvirus y vamos a comportarnos como tal. Nuestra resistencia será también viral, y ya nos tocará ver de qué lado hay más virulencia. Del lado del subvirus está la alegría, la autogestión, la infrapolítica comunitaria, la escucha; del lado del virus está la felicidad, el enajenamiento, el consumo individualista, la moral. Del lado de los subvirus están los feminismos, mientras que del lado del virus está el patriarcado. 

El subvirus no es una vacuna, como podrá verse, ni de ningún tipo de cura. No se trata de defender aquí al sistema. El subvirus es otro tipo de virus. Pero si bien el virus civilizatorio es ideológico, éste otro es afectivo. Actúa de la misma forma pero tiene sus propias particularidades que aún habría que explorar. En biología tendríamos una analogía de estos subvirus. Se trata de los viroides y los priones, los cuales son otras formas acelulares pero de menor tamaño que los virus. Son igualmente agentes infecciosos, sólo que poseen una estructura menos desarrollada, más sencilla. Los viroides son una especie de etapa primitiva de los virus. Los priones, por su parte, tienen en especial la capacidad de atacar el cerebro y el sistema nervioso. Quizá todavía nos falta aprender mucho de biología, pero no para tratar de controlar el virus, sino para que podamos comprender también la forma en que socialmente tenemos la capacidad de subvertir este ataque de pánico ideático que viene junto con el coronavirus. Dejo esto sólo como apunte.