Entrevista: Biquini Wax o los afectos como posibilidad colectiva

Memorias, afectividades y la posibilidad de habitar un espacio en ruinas, hacen de Biquini Wax una especie de espectralidad que es más que una casa pero que necesita de una.

Un lugar abierto en la Ciudad de México por la que transitaron artistas, filósofxs, niñxs, gatxs (muchísimxs), cuerpos danzantes y meditantes, pero sobre todo: amigxs. Estoy segura de que ya se ha escrito mucho sobre los llamados «espacios de arte independiente», aunque aún continua este proceso su auge fue alcanzado hace unos años y lograron una visibilidad consolidada cuando se presentó el proyecto YEI en SOMA, una especie de archivo que logró juntar lo que aparentemente estaba disperso en la Ciudad y en el país. Nunca olvidaré que fue gracias a Sandra Sánchez y Gustavo Cruz que conocí este lugar y que en gran parte fue su amabilidad la que me dio la confianza para acercarme.

Biquini Wax reúne a personas con todo tipo de (de)formaciones, casi que por puro gusto, en un espacio de experimentación donde se puede pensar en colectividad.  Este tipo de espacios son necesarios ahora más que nunca porque vivimos en un contexto de violencia que parece nublar cualquier experiencia de alegría y de futuro. Sin embargo, BW es una muestra de que es posible encontrarse con las personas adecuadas para generar colectividades de trabajo a través del arte.

Anteriormente BW había habitado una casa en la colonia Escandón y posteriormente se mudaron a la Buenos Aires, de donde se despidieron el pasado 29 de septiembre. No quisiera continuar sólo con mis idealizaciones sobre este proyecto, siempre tentador pero pocas veces divertido, por eso decidí platicar con alugnxs de sus miembrxs en su fiesta de clausura.

– Stf: El ámbito del arte nunca es amigable, siempre se caracteriza por ser hostil, porque tienes que pertenecer a un cierto grupo para poder acceder. Y es interesante que, en un lugar como la colonia Buenos Aires, se haya dado un punto de encuentro donde pueden surgir cosas implicando a todo tipo de personas. ¿Qué ha suscitado el cambio de la Escandón a esta colonia?

Roselin R Espinosa (RR): Es importante la diferencia de colonia porque afecta mucho el espacio. Aquí, en la Buenos Aires, convivimos más con la comunidad; desde quien nos vende la cerveza (Danichelas) o la señora de la tiendita. Allá, en la Escandón, era el Oxxo, donde da igual quién te está atendiendo. Aquí es imposible pasar desapercibido. El vecino siempre te saluda y además te mira a los ojos y hasta te reta como diciendo “qué onda, salúdame”. Sí hay otra socialización. Algo que no se hacía en la Escandón era implicar a la gente del barrio y aquí sí porque la puerta está abierta y la gente puede entrar y venir a las fiestas con su chela.

Hubo una pieza que fue tatuarse y vino la gente del barrio a tatuarse, y vinieron los hombres acompañados de sus mujeres para darse valor y tatuarse cosas como “la familia es lo más importante”. También venían los niños a tomar clases de dibujo con Paloma Contreras. Ésas eran cosas que en la Escandón no se podían. Creo que nos gustaría no regresar a una colonia tan fresa y seguir en este tipo de colonias.

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RR: Los niños le decían a este lugar “El museo” y a Paloma le decían “la maestra Paola”. A sus papás le decían “llévenme al museo” porque realmente es el único espacio cultural que tiene la Buenos Aires. Para ellos, si aquí había arte, entonces era el museo.

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– Stf: Biquini Wax, dentro de los espacios independientes de arte en la Ciudad, ya es muy conocido. Lo que me parece importante de este espacio es que lo construye toda la gente que visita el lugar pero pensando en alguien que nunca llegó a visitarlos ¿Qué le dirías que es BW?

Mauricio Andrade (MA): Biquini Wax es un grupo de amigos, algunos de ellos trabajan y otros viven juntos, y otros no. Gente muy inteligente y no mamona, eso es muy importante porque yo me empecé a conectar con la gente por la hospitalidad con la que me trataban, sobretodo Daniel pero también los demás. Es algo muy afectivo. 

RR: Eso es verdad. Yo no había caído en cuenta de eso pero sí. Todos los que nos hemos ido juntando en Biquini es porque algún día vinimos, luego regresamos, luego ya estábamos en las charlas, luego de pronto ya estábamos en una reunión de decisiones y luego ya era como: “¡Ay, pues ya tienen que ser parte!” y «‘¡Ah, bueno ya somos parte!

MA: O “¡Bueno, ya nos quedamos a dormir!” jajaja

RR: O “Hay que escribir un texto. Bueno, pues ya estás aquí !Vente! A ver, ¿cómo lo ves?” Todo es mucho por los afectos, por el vínculo. A lo mejor «afecto» es un concepto que ahorita está muy de moda pero es que básicamente aquí somos amigos y tenemos varios puntos de interés en común. Es un grupo que ha estado en discusiones y pláticas. Y así se han formado los subgrupos de trabajo. No es un espacio que para nada siga la dinámica en la que todos tengamos que pensar lo mismo o estar de acuerdo. Para nada. Hay subgrupos de intereses. Las decisiones del espacio común se toman entre todos porque a todos nos importa.

Para mí que trabajo en instituciones sí es un refugio. Es un espacio en el que tengo tiempo de pensar, de discutir y de crear cosas. En relación a nuestra propia potencia. Lo que está aquí, lo que sabemos es lo que sale. Sin complicaciones burocráticas ni imposiciones de nada. Para mí sí es un espacio importante, si yo no lo tuviera me sería muy difícil producir creativamente en general.

MA: Dentro de esos afectos tiene que ver mucho el sentido del humor. A mí me seduce mucho eso y yo me fui conectando porque me reía mucho y creo que es un matiz muy peculiar. Casi nadie tiene buen sentido del humor y menos cuando te enfrentas a instituciones. O se es muy político, serio, activista o institucional (que es como ya la muerte). Y creo que hay algo aquí que es una sensibilidad del sentido del humor. 

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Stf: ¿Qué les ha permitido las particularidades de esta casa?

RR: El tamaño de la casa y los niveles que tiene ha permitido otro carácter del espacio. Los espacios de exhibición, por ejemplo, ahorita están más definidos y son más independientes del espacio de vivienda. En la Escandón todo estaba muchísimo más combinado y aquí ya hay más espacios donde puedes exhibir, así como para los grupos de estudio. […] Aquí ha habido momentos donde hay la inauguración de una exposición y al mismo tiempo hay dos grupos de estudio, un performance y un DJ en el patio. Como espacio social es mucho más efectivo, cabe mucha gente. La música se escucha increíble por el eco que hacen los muros de los otro edificios.

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Stf: Parece que fue a partir del temblor que Biquini Wax se volvió un espacio paradójico que conjuntaba vida y ruinas. Riesgo, peligro y diversión.

RR: Sí, sí, es pura necedad.

Daniel Ruvalcaba (DR): Tendríamos que haber dejado el espacio después del temblor y si no hubiera sucedido el temblor quizá hubiéramos estado más tiempo aquí pero el temblor sí fue un factor para que se aceleraran los procesos de demolición. También se afectó una parte de la casa. Sí fue determinante porque cambió todo, nosotros nos veíamos aquí un rato más. […] El temblor detuvo nuestras actividades como por tres meses porque no sabíamos qué iba a suceder. […] Y resultó que nos quedamos un año más.

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Stf: ¿Cuál será el futuro próximo de BW?

RR: BW ha estado muy vinculado a un espacio físico, siempre ha requerido de eso, pero el peso del poder inmobiliario en esta ciudad nos ha llevado al punto en el que ahora mismo no tenemos un espacio donde podamos ir a seguir nuestra dinámica de trabajo. […] Es muy paradójico porque sí hemos requerido de un espacio físico pero también Biquini no se restringe a un espacio físico, sino que es más que nada un espacio social y éste es muy fuerte todavía. Hay proyectos a futuro que van a continuar. Entonces tenemos que encontrar un formato de emergencia que sea itinerante hasta que sí encontremos casa. Vamos a seguir buscando un espacio que se adapte a las necesidades, que se parezca bastante a éste.

DR: Queremos explorar el formato de transmisión en vivo. Y ver cómo se pueden pensar las exposiciones para la transmisión en vivo. Estamos pensando en una especie de set porque posiblemente no encontraremos una casa tan grande como ésta, será muy difícil. Por eso queremos pensar el espacio como un set para montar las exposiciones y las actividades también pensarlas así, para el espacio en el que estemos y para la transmisión.

Biquini Wax está buscando casa para dar lugar a más encuentros, a más memorias e imágenes que nos muestren que la amistad es uno de los vínculos más importantes para poder mantener un proyecto colectivo en un contexto de violencia y muerte.

Si quieres pasarles el dato sobre alguna casona en la Ciudad, puedes contactarles por aquí.

Nota corta originalmente publicada aquí.

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BONUS

Stf: Cuéntenme sus más bonitos recuerdos en esta casa:

Daniel:

Hace poquito vino una niña de aquí al lado para que le hiciéramos unos dibujos para sus libretas y cuando los vio dijo que no le gustaban. Entonces eso se me hizo bueno.

Mauricio: Después hicimos una exposición con esos dibujos, jajaja.

Roselin:

Las fiestas con karaoke en el patio porque podíamos proyectar en el muro de la casa de enfrente el karaoke ¡Y es mítico! Hay una plataforma rosa que es una pieza de Cristobal que se quedó aquí y se volvió el escenario de estrella pop en la que subes y cantas. Mucha gente se cayó de ahí. Esas fiestas son raras porque luego se han hecho con tres de nosotros ¡Armamos fiestononón con tres personas! 

Mauricio:

Cuando Paloma, en una fiesta, se la hizo de a pedo a unos weyes fresas y los corrió junto con un amigo que se llama Bobby, colombiano, quien expuso aquí también. Ese día cocinaron sancocho en la inauguración de su exposición ¡Riquísimo!

Gustavo Cruz:

Recuerdo cuando se encueró un wey en la tarima. Eso fue muy impresionante porque era alguien muy guapo, era un hombre muy guapo y yo no me esperaba eso ¡Estaba depilado! Además, el contraste fue muy fuerte con Mauricio porque se estaba exponiendo una pieza de él: “Mauricón”, que de hecho se ha vuelto un sello el letrero de neón del patio. Fue un contraste chingón porque quien propició el encuentro era una persona que estaba lidiando con sus complejos y con mostrarse con un cuerpo totalmente desnudo que no es el estereotipo. Y esto propició que después un cuerpo totalmente estereotipado se encuerara completamente. Recuerdo que fue un momento de éxtasis bastante singular. 

– DR: Las vecinas de al lado estaban viendo desde sus azoteas. Yo las vi.

Andrea Ancira:

Me acuerdo mucho el primer día que vine que fue para una sesión de un seminario del Templo de Estudios Subcríticos. No vine para eso pero me metí. Estaba muy lleno porque estaba Luis Felipe Fabre. Era el seminario de Roberto Cruz de Literatura y otras materialidades. Me acuerdo mucho porque traje mi libreta y escribía y escribía y escribía, fue una sesión muy chida. Fue el día de la marcha gay del año pasado. Fui a la marcha y empezó a llover un chingo y me vine para acá. Hacía muchísimo frío. Ése es uno. El otro que tengo es cuando fue la inauguración de Melquiades en el MUAC y yo estaba aquí con Mau, y otras personas, y de pronto llegaron todos ya en la noche y bailaron en la tarima de allá afuera. Daniel estaba bailando muy, muy, muy genial. ¡Te pusiste una máscara!

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