Resistencias masculinas: el mujeriego y el hombre fiel

Aunque usted no lo crea, el mujeriego fue en algún momento una figura de la resistencia. En una sociedad basada en la hipocresía debido a la imposición de un modelo de vida que nadie puede ni quiere seguir, el mujeriego era aquél que daba rienda suelta a sus deseos, lograba lo que muchos sólo podían desear, se atrevía a poner al descubierto la doble moral de todo un sistema. Incluso era atractivo para las mujeres, no importaba si eran vírgenes, casadas, amantes, dejadas, viudas, etc. Era todo un modelo a seguir, era la alternativa perfecta, la otra vía, un héroe, un salvador. Este mujeriego no era un simple hombre infiel, pues jamás asumía el rol de que le correspondía en la monogamia. En su práctica no había jamás la promesa de una vida feliz para siempre en pareja, sino justo al contrario, erigía todo un mundo aparte que no puede medirse bajo los mismos cánones, sino bajo el deseo, la potencia, el éxtasis. Hoy, por supuesto, eso ha acabado totalmente. Un mujeriego actualmente no es más que un tonto ridículo, molesto, predecible y aburrido; en una palabra: machista.

Hoy es infinitamente más atractivo y difícil de encontrar un hombre fiel. La fidelidad se ha vuelto la forma más radical de resistencia en una sociedad que impone el goce, como aquella que describía Sade en Filosofía en el dormitorio. Hoy no sólo para las parejas heteronormadas, sino también entre los homosexuales por ejemplo, la fidelidad en la pareja es increíblemente valorada, cosa antes impensable y a veces hasta tachada de absurda. El fiel se ha vuelto un ejemplo a seguir. Es muy difícil de encontrar. Todo el mundo quisiera conocer a alguien así, incluso simplemente para admirarlo, pues lo más seguro es que le sea fiel a alguien distinto a ti. Esta figura se vuelve más potente justamente hoy porque sabemos que si alguien es fiel, no lo es solamente por un imperativo moral, religioso o social, sino por convicción propia. No hay una ley que lo exija más allá del compromiso que ha adquirido cada uno. Y no es que sea mejor o peor que antes. Simplemente han cambiado las reglas.

Pero la cuestión no está en simplemente notar un giro a las reglas anteriores para buscar su contra-ley. Es decir, no se trata de una dialéctica, como solución de los conflictos anteriores, ni tampoco de un juego dual en donde solamente se intercambian papeles. La cuestión de la fidelidad como nueva resistencia está relacionada más bien con la posibilidad de elegir y hacerte cargo de tu elección. Así como hoy es mucho más atractivo un hombre fiel, también lo es una mujer feminista y una drag queen. Es decir, la emergencia del hombre fiel como ejemplo de resistencia no viene acompañada del viejo correlato de la mujer dócil y hogareña, sobre todo cuando ninguno de los dos en realidad cumplía ese rol. Más bien ahora estaríamos frente a una mujer independiente y autónoma, así como un hombre que no le teme a decir la vedad sobre sus sentimientos y pensamientos, sobre sus temores, sus aspiraciones y sus deseos más ocultos. Así como el mujeriego se atrevía a expresar y evidenciar lo que otros no, en este caso el hombre fiel hace lo mismo. No es por sí misma valorada la fidelidad, sino el hacerse absolutamente responsable de tu condición. No es la monogamia o la poligamia en sí la resistencia, sino una erótica que exige de las partes de la relación una sinceridad, un autoconocimiento de la manera en la que padeces y te afectan otros cuerpos.

1 comentario en “Resistencias masculinas: el mujeriego y el hombre fiel

  1. Quien es el artista de el dibujo?

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