Queridx XXXX,
Sé que estos momentos son muy difíciles y que las palabras jamás alcanzarán para transmitir lo que se requiere. Aunque no conozco a Samir, comprendo la importancia del acontecimiento y más aún tu dolor al haberle conocido y compartido luchas. En estos momentos es justo cuando se requiere más que nunca la imaginación política. ¿Y a mí me hace preguntarme para qué estamos haciendo todo esto del encuentro si no es para poder enfrentar momentos como éste?, ¿y para qué ha servido, en mi caso, todo este tiempo dedicado a la investigación y escritura sobre el tema si no puedo siquiera dar una respuesta oportuna ya no digamos a aquellas instancias detrás de la perpetuación de un crimen como éste, sino incluso a mis amigxs cercanxs involucradxs en la lucha? De pronto me siento avergonzado de no saber qué hacer ante una situación como ésta, de no tener un plan o fórmula para ello, de ser casi un inútil en cuanto a confrontaciones directas con la realidad se refieren. Y entonces recurro a las pocas y modestas herramientas que desde la posición que ocupo en este mundo se me han dado.
Es verdad que se trata de un acontecimiento histórico, como dices, pero sé que también se trata de uno que, más allá de su importancia en la narración de cómo hemos sido y seguiremos siendo aplastadxs lxs unxs por lxs otrxs, tiene también implicaciones afectivas y corporales, personales y comunales. Y en ambos registros hay mucho trabajo por hacer. En el histórico nos queda valorar esta lucha en relación a su potencia simbólica y a sus posibilidades de cambio, no ya digamos de la dirección que están tomando las políticas locales ni mucho menos globales, sino de afectación de individualidades, colectivos o comunidades que poseen también una potencia siempre impredecible. Ésa sigue y seguirá viva como contrapotencia que se alza por fuerza propia a pesar de todo intento por acallarla. En esa línea estamos lxs que compartimos las preocupaciones que en última instancia no representan para nosotrxs sino tan solo la lucha por la vida misma, sin buscar hacerlo a costa del sufrimiento de otrxs en la medida de lo posible. Nos toca en este sentido no dejar que se olvide, nos toca utilizar los medios que tenemos para mantener viva esa chispa que dio motivo a Samir y que es importante esparcir entre lxs más posibles, desde la esperanza tal vez, pero más aún desde la potencia de actuar y seguir insistiendo en la vida.
Ponderando este asesinato frente a los procesos de la larga duración, es verdad que podríamos verlo como una de tantas desgracias que se unen a la injusta y casi patética historia de la tragedia humana en la que lo más común es darnos cuenta de que esto siempre ha sido así. Sin embargo, es aquí donde cobra importancia la forma en que podemos tramitarlo en el plano subjetivo, para no caer en la melancolía, para no sucumbir ni en la lucha ni en la vida.
En este nivel se trata sobre todo de una elaboración del duelo, dando cuenta de que la muerte es un proceso que nos atraviesa a todxs y que marca no solamente el final de esta vida sino todo el sentido de la misma. Está todo el tiempo junto a nosotrxs como unx compañerx de viaje siempre desconocidx y que tiene el poder de hacernos cambiar de dirección en cualquier momento o de detener nuestro trayecto de una vez y para siempre. No importa la manera en que se dé, está más allá de toda comprensión nuestra. Nosotrxs ni siquiera sabemos a qué venimos a este mundo, qué fuerza nos puso aquí y si tiene algún sentido mantenernos vivos. Dedicar la vida a la lucha contra la opresión no es algo que ni siquiera se elija, al menos no del todo. Nuestro margen de decisión es muy breve y dentro de éste quizá lo que podemos hacer es meramente simbólico. Aún con eso, no deja de doler un acontecimiento como éste cuando pasa cerca de nosotrxs. Por lo tanto, no podemos dejar de poner todo nuestro esfuerzo en, ya no solamente luchar a nivel social y político, sino más importante aún, recordar a Samir y asumir a tal grado su muerte a manos viles como un compromiso personal, que él pueda partir en paz y tranquilidad sabiendo que no ha partido solo. Se le piensa y se le acompaña en su lucha y su resistencia.
En medio de estos dos planos es donde nuestra imaginación cabe, donde la muerte biológica no basta para callar a alguien; donde otras historias son posibles, desde lo personal, desde lo colectivo, desde la memoria, desde lo posible; donde la historia de cada unx de nosotrxs, en el cruce con el papel que cada quien tiene dentro de una mirada amplia del devenir humano, da como resultado una potencia singular; donde se da la oportunidad de ser más sutiles e imaginativxs que aquellos que intentan abatir las fuerzas de la vida por los medios más infames; donde todavía es posible que esta vida ofrezca algo tanto para lxs vivxs, como para lxs muertxs, así como para lxs que vienen aún. No dejemos que nuestra imaginación se agote en el lenguaje que han querido imponernos donde sólo quienes tienen poder tienen palabra y decisión. No nos dejemos llevar tampoco por el miedo que nos puede conducir a la inacción. Todos y cada uno de nuestros actos forman, ya de por sí, parte de una lucha por la supervivencia. Asumir esto desde la potencia de cada unx, tratando de hacer el menor daño posible y, por el contrario, apoyándonos mutuamente, organizándonos desde nuestros afectos y saberes, tal vez sea la mejor forma de rendirle memoria y mantener el espíritu de Samir vivo.
Espero no te parezca muy general o desapegada esta carta. No es así. Es mi forma incluso de acercarme lo más posible a la situación. No sé si sirva de algo. Espero que al menos un poco.
Ten mucho cuidado. Con mucho cariño,
xx